jueves, 24 de septiembre de 2015

Te puedes salir de la raya

Dibujo de Santiago 6 años
Cuando en mis clases animo a las futuras generaciones de docentes a que se pueden "salir de la raya" en los trabajos de Educación Artística me miran con sorpresa, con cara de incredulidad, sonríen y casi no se lo pueden creer ...

Algunas personas se atreven a hacerlo y lo disfrutan pero otras ni si quiera se atreven a intentarlo ...

Inicio un diálogo y toda la clase reflexiona acerca de este hecho simple, pero nada inocente, que se trasmite de generación en generación. ¿Qué conseguimos obligando a colorear fichas y fichas de cualquier materia, sin salirse de la raya? Siempre responden: La psicomotricidad fina ... y la obediencia.

Pregunto: ¿Es creativo? ¿Es constructivo? ¿Queremos formar personas obedientes o personas que tomen decisiones propias?

Luego ya no hace falta pedir que, por favor, nunca les digan a los niños y niñas que "no se salgan de la raya" porque poco a poco, van a ir descubriendo y decidiendo cuándo se quieren salir y cuando no, con una metodología adecuada de ejercicios creativos y diversos, trabajando, en todos ellos, la psicomotricidad fina y gruesa y tomando sus propias decisiones en cuanto a salirse o no, algo importante, no sólo en clase sino en la vida.





2 comentarios:

  1. Comparto tú opinión. Obligar a los niños a que sigan unos patrones determinados y sobre todo limitados no me parece lo más adecuado, pues obligan al alumno a realizar única y exclusivamente lo que el profesor dicta en ese momento sin tener en cuenta el nivel creativo del alumno.
    Y el calificar una obra como aprobado o suspenso dependiendo de si ha seguido los patrones de "no salirse de la raya", me reitero a decir que están consiguiendo delimitar las cualidades creativas del niño (cuya imaginación es mil veces mayor a la de un adulto) y quitando la libertad de expresión que todo niño debe poseer en esta vida.

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  2. En las clases del instituto ocurre lo mismo. Los profesores estamos obligados a dar un curriculum "infernal", a no salirnos de esa raya. Y los alumnos agonizan entre sus muros. Hay que echarle mucha imaginación y coraje para ir contracorriente. Cuando salimos fuera del recinto respiran. Programo proyectos en los que ponen sus facultades al servicio de la sociedad. Y es ahí cuando son ellos, disfrutan y aprenden. Merece la pena luchar por ello.

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